Ya lo he dicho muchas veces en este semanario, tenemos que ser consecuentes de nuestros actos.
Esta última semana, la noticia que ha ocupado titulares de prensa y cabeceras de informativos (aparte de la nube de cenizas que asola el cielo europeo), ha sido la de la niña que fue expulsada de su instituto por llevar velo.
En ese centro educativo, el reglamento interno, no permite ese tipo de vestimenta, por lo tanto, si las normas se incumplen, la junta directiva está en su pleno derecho de castigar a la chica. ¿Cómo? Expulsándola durante un tiempo.
Recuerdo que me decía mi padre: “donde fueres, haz lo que vieres”. Ahí está el tema. Al igual que si tú vas a Marruecos (y salvo casos aislados), te obligan a ponerte velo (conozco casos de amigos que les ha pasado, no lo digo por decir), si tú vienes a España, te lo quitas. Y yo respeto todas las tradiciones, pero cada uno en su lugar.
Otra cosa que me llama la atención. ¿Qué dice el gobierno sobre esto? ¿Defenderá la ministra de “igualdad” el derecho a llevar velo? De ser así, ¡vaya una ministra de igualdad!
Quiero recordar que no hace mucho se aprobó una ley mediante la cual se debían retirar los crucifijos de las aulas y lugares públicos… ¿El velo no se considera símbolo religioso? Yo creo que sí, y al igual que alguien se puede sentir ofendido por un crucifijo, yo me puedo sentir ofendido por el famoso velo. ¿O no? Porque puestos a ofenderse por tonterías, yo también me apunto.
Aún con todo lo dicho, creo que se le está dando mucho “bombo” al tema, para intentar distraer la atención del pueblo sobre otros problemas más importantes, que rigen en España.
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