viernes, 30 de abril de 2010

Velo sí, velo no

Ya lo he dicho muchas veces en este semanario, tenemos que ser consecuentes de nuestros actos.

Esta última semana, la noticia que ha ocupado titulares de prensa y cabeceras de informativos (aparte de la nube de cenizas que asola el cielo europeo), ha sido la de la niña que fue expulsada de su instituto por llevar velo.

En ese centro educativo, el reglamento interno, no permite ese tipo de vestimenta, por lo tanto, si las normas se incumplen, la junta directiva está en su pleno derecho de castigar a la chica. ¿Cómo? Expulsándola durante un tiempo.

Recuerdo que me decía mi padre: “donde fueres, haz lo que vieres”. Ahí está el tema. Al igual que si tú vas a Marruecos (y salvo casos aislados), te obligan a ponerte velo (conozco casos de amigos que les ha pasado, no lo digo por decir), si tú vienes a España, te lo quitas. Y yo respeto todas las tradiciones, pero cada uno en su lugar.

Otra cosa que me llama la atención. ¿Qué dice el gobierno sobre esto? ¿Defenderá la ministra de “igualdad” el derecho a llevar velo? De ser así, ¡vaya una ministra de igualdad!

Quiero recordar que no hace mucho se aprobó una ley mediante la cual se debían retirar los crucifijos de las aulas y lugares públicos… ¿El velo no se considera símbolo religioso? Yo creo que sí, y al igual que alguien se puede sentir ofendido por un crucifijo, yo me puedo sentir ofendido por el famoso velo. ¿O no? Porque puestos a ofenderse por tonterías, yo también me apunto.

Aún con todo lo dicho, creo que se le está dando mucho “bombo” al tema, para intentar distraer la atención del pueblo sobre otros problemas más importantes, que rigen en España.

viernes, 16 de abril de 2010

A ti, Papá.

Hace un año, en las hojas de este semanario, dos nuevos columnistas hicieron su aparición. Éramos Fernando, y yo.

Para nosotros era todo un logro poder escribir en el periódico de nuestra localidad. Significaba poder estar algo más cerca de nuestro sueño: ser periodistas.

Hasta llegar al día de hoy, un año después, ha habido un camino enorme, largo, duro, agotador, gratificante… Y para sobrellevarlo, a mi vera, ha habido muchos amigos, compañeros, lectores, aficionados y trabajadores de este medio, pero sobre todo ha habido tíos, tías, primos, un abuelo, una abuela, otra abuela, una hermana, una madre y un padre… Un padre…

La muerte a veces avisa, otras no. Siempre hace daño. No solo para el que se va, a los que nos quedamos también.

Todos los que hemos pasado por una situación así sabemos el dolor, el vacío, la soledad, la impotencia que crea la pérdida de un ser querido.

No soy el primero y desgraciadamente tampoco soy el último en perder a un padre. Es jodido (con perdón de la palabra), es duro, es una situación increíble…. Te cuesta hacerte a la idea. Te niegas a pensar que ha muerto, que no lo volverás a ver jamás. Reniegas incluso de tus ojos, a pesar de que has visto a tu padre fallecido delante de ti.

Y te preguntas el por qué muchas veces, y no le encuentras explicación. Y cuanto más te lo preguntas, más te hundes en la tristeza.

Mi padre, al que ya hicieron referencia Julián Gómez y Lola Gómez (a los que les mando un fuerte abrazo en agradecimiento) en el pasado número de este semanario, falleció el pasado 3 de Abril.

Un infarto le quitó la vida de un plumazo, sin posibilidad de reanimación. Unos minutos antes yo había estado hablando con él, como cualquier mañana de sábado normal y corriente. Pero sin esperártelo, sin previo aviso, oyes un golpe, corres a su habitación y te lo encuentras tirado en el suelo, sin posibilidad de hacer nada… Simplemente de llorar.

Debo agradecer a tantas y tantas personas que con su visita al tanatorio nos hicieron compañía en esos duros momentos. No puedo olvidar la imagen de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción llena a rebosar como si se tratara de una Vigilia o una Novena.

Gracias a Dios, a nadie de mi familia nos faltó cuerpo para abrazar ni hombro en el que llorar, porque aunque no se puede hacer nada, los amigos ayudan mucho.

Mi padre ha dejado atrás a mucha gente, pero debemos ser fuertes. Ahora mismo, debemos de seguir adelante. Estoy seguro de que mi padre no nos quiere ver así tristes y llorando.

Tarde o temprano saldremos adelante, aprenderemos a vivir con la pena, porque, aunque físicamente no le veamos, entre nosotros, José María o Chema, como queráis llamarlo, sigue con nosotros. Ahora sabemos, que tenemos un lector más en el cielo.

Muchas gracias por todo,

tu hijo Guillermo.

jueves, 1 de abril de 2010

Por si los militares se aburren…

Hace ya un tiempo se suscitó la polémica con la asignatura “Educación para la Ciudadanía”. Hubo muchos revuelos y quejas por el contenido de esa materia… Incluso hubo algunos padres que presentaron objeción de conciencia aunque, en la mayoría de los casos, fueron rechazados porque los jueces entendieron que el derecho de objeción de conciencia solo era aplicable a aquellas personas que tenían que hacer “la mili”.

Bien, pues Zapatero ha hecho oídos sordos al refrán, que ya mencioné en mi primera columna, “más vale parecer tonto y estar callado que abrir la boca y confirmarlo”. Lo reconfirma. Ahora se le ha ocurrido a nuestro presidente dar una “ración de doctrina socialista para los soldados del Ejército de Tierra”.

He leído en el diario “La Razón” que Zapatero ha impuesto una asignatura de “Educación para la Ciudadanía” con 37 libros que incrementará el “interés”, el “bagaje cultural” y la “profundización en la apreciación de la herencia militarl”.

No sé cuáles serán los 37 libros elegidos para esto, pero si siguen la filosofía de nuestro paisano José Bono “prefiero morir antes que matar”, mal va la cosa…

Solo falta que en esos libros diga: “Si un guerrillero afgano te ha desarmado, te está apuntando con una metralleta y amenaza con matarte, tú lo que tienes que hacer es sacar tu talante y explicarle que no merece la pena manchar su vida con un asesinato porque al fin y al cabo con tu muerte no se van a arreglar las cosas…”

Nunca entenderé, según nuestra filosofía, por qué se manda soldados a la guerra… Y si los mandamos, por qué van con armas. Total, ¿no están en misión de paz? ¿Por qué no van con tiritas, agua oxigenada, orinales y cuñas, muletas, vendas y demás utensilios para curar heridas?

¿Queremos un ejército socialista? ¿Para qué? ¿Para enfrentarlos con la otra mitad de España que no es socialista ni por asomo? ¡Qué desastre de gobierno!

Antes de terminar, quiero contestar a la referencia que hizo sobre mí, mi compañero de columna Don Antonio Martín Sánchez-Carrasco, en su artículo del 19 de Marzo: No le voy a cobrar derechos de autor por la expresión, ya que gracias a Dios, ni soy del SGAE, ni opino como ellos, ni soy tan sinvergüenza. Porque como dijo George Bernard Shaw, “Las ideas son como las pulgas, saltan de unos a otros pero no pican a todos”.