viernes, 15 de febrero de 2013

No se cortaron cabezas…


Creo que he descubierto la solución para parte del problema social que estamos viviendo. “La culpa es de la economía”, dicen algunos, “la culpa es de la sociedad”, apuntan otros, “nuestro problema es el Euro”, matiza un grupo de personas al fondo, y “la culpa es de el capitalismo y Adam Smith” gritan algunos que piensan que “con Lenin esto no ocurriría” y que le quedaba bien la perilla que llevaba.

Y luego está la maravillosa casta política que tenemos, que con echarle la culpa al gobierno anterior, se queda tranquila. “¡Es culpa de Zapatero!”, “¡Todo esto lo lió Aznar!”, “¡El pufo lo dejó Felipe González!”, “¡Yo me encontré lo que me dejó Suárez!”, “A mi no me miréis, me lo encontré así de Franco”, etc, etc, etc, hasta llegar a los tiempos en que Boabdil se daba sus paseítos domingueros por Granada.

Y cómo decía al comienzo, creo que tengo la solución, aunque me parece que llego tarde: No se cortaron cabezas.

En España, los reyes y políticos que hemos tenido nos han “mamoneado” (permítanme la expresión) todo lo que han querido y más, y encima, les hemos puesto buena cara. Se pensaban los padres de la Constitución de 1812, que aquello era así de fácil. La redactaban, la firmaban, esperaban a que volviera Fernando VII y todos contentos. ¿Qué ocurrió? Que cuando el monarca llegó de Francia, le echó un ojo por encima y al igual que me decían a mi los profesores en el instituto “te lo has trabajado mucho, pero no te da ni para el 5”. Y así quedó la cosa, vuelta al absolutismo.

Mientras tanto, 200 años atrás en Inglaterra, a Carlos I al que también gustaba de practicar el absolutismo, un 30 de Enero de 1649 le dieron un repaso en la guillotina por decir que “ninguna corte tenía jurisdicción sobre un monarca” (porque en Inglaterra, por aquellos entonces, ya existía la Cámara de los Comunes y la Cámara de los Lores). Con esto, los reyes que vinieron detrás, ya iban avisado, cuidadito con lo que hacemos que nos dejan si cabeza.

Pero digo más. En Francia, eso personajes tan finos, a los que nos imaginamos todo el día de “punta en blanco”, vestidos de gala, con el pañuelo colgando de la muñeca y hablando con la boca “chica” como si siempre estuvieran diciendo “pitiminí”… También cortaron cabezas… Que se lo pregunten a Luis XVI… Incluso a Robespierre, que era uno de los líderes de la Revolución Francesa… Pero en cuanto se pasó, ¡ZAS! Y problema menos.

A día de hoy, claro está que esto ya no se puede aplicar… El problema reside en que en aquellos tiempos, el pueblo se levantó en cuanto sus líderes “mamonearon” un poco… ¿Aquí que hicimos? Pegarnos con los franceses para que nos devolvieran a nuestro déspota rey.

Esto hizo que la clase política se concienciaran de su responsabilidad. Y ahora, miren los casos que están saliendo de ministros que han dimitido porque se ha descubierto que plagiaron en su tesis doctoral… ¡incluso uno ha dimitido porque no pagó una multa hace años!

Mientras tanto, aquí en España no dimite nadie… Salvo en el Ayuntamiento de Madrid. Y no sé si son dimisiones o que Ana Botella está haciendo limpia después de la catástrofe del Madrid Arena.