viernes, 4 de diciembre de 2009

España se paralizó

Todas las miradas se centraban en la Ciudad Condal, en el Nou Camp donde veintidós tíos millonarios, en calzoncillos corrían, detrás de un balón… Me reconozco fanático del Real Madrid, pero si me paro a pensarlo despacio ¿qué más nos da al resto del mundo lo que hagan unos en su trabajo?

Yo no veo gradas en una oficina de seguros. Pensándolo bien, no sé cómo puedo estar enfadado en estos momentos porque el Real Madrid ha perdido contra el Barcelona… Al fin y al cabo, yo no gano nada con la victoria del Madrid… Y aún así, el mundo se paraliza. Algunas cadenas de televisión cambian su programación por retransmitir las 24 horas de la vida de los jugadores antes del partido: Ronaldo se peina, Kaka’ se pone las zapatillas, Messi canta en la ducha, Iniesta se afeita, Ibrahimovic… Bueno, mejor ni digo nada de Ibrahimovic.

Esta gente termina el partido, si ganan bien, si no pues también y al final de mes cobran un sueldo que para que las prisas y punto final. Mientras la noche del pasado domingo 29, una parte de España se acostaba contenta por la victoria del Barcelona, otra parte se renegaba entre las sábanas porque su Madrid había perdido ante el eterno rival y los del Atlético de Madrid reflexionaban sobre la incontestable cuestión: ¿Papá, por qué somos del Atleti?

Y en lo meramente deportivo, el partido estuvo bien. Un Real Madrid fino, tocando y llevando el juego predominó durante gran parte del encuentro, pero para mi pesar y el de muchos madridistas, el F.C. Barcelona es el F.C. Barcelona, y en un fallo, por pequeño que sea, es suficiente para que te encajen un gol…

Lo que no llegaré a comprender es el cambio de Cristiano Ronaldo por Benzema… ¿Cómo quitas a Ronaldo estando el Barça con uno menos? ¿Cómo metes a Benzema si está haciendo más bien poco? Se vio la cara de Florentino Pérez por TV y estoy seguro que estaba echando números para ver cuántos millones iba a perder por el cambio…

Es que en el fondo, lo que vale aquí son los millones de euros que se ganan o se pierden… Y nosotros, nos quedamos con el orgullo de poder llegar el siguiente día al trabajo (o al instituto) y poder vacilar al compañero de al lado porque su equipo ha perdido.

Y después de tanto, el partido ya se acabó… Ya sólo quedan cinco meses para el próximo Madrid – Barça.