viernes, 24 de diciembre de 2010

¡Con lo rico que está el jamón!

Anonadado me hayo. Me gusta, por las mañanas, levantarme escuchando las noticias con Carlos Herrera. Y desde hace ya tiempo, me aburría, porque siempre son las mismas. Pero lo de la mañana del pasado Lunes 20 fue surrealista. Pensé que podía ser una broma, pero al ver que faltaba una semana para el día de los Santos Inocentes, descarté la idea.

¿Quieren saber la noticia? “Denuncian a un profesor por hablar de jamones ante un alumno musulmán” decía el titular, “Dicen que ofende a su credo”, aclara un subtitular.

Efectivamente, un profesor, del Instituto Menéndez Tolosa de La Línea de la Concepción en Cádiz, comentando en una clase de geografía los distintos climas de España, dijo que el frío propio de Trévelez (Granada) favorecía la curación del jamón. El alumno en cuestión interrumpió entonces la explicación y dijo que esa mención a un producto porcino ofendía a su religión. El maestro le respondió que era un ejemplo y que no tomaba en consideración la religión de sus alumnos a la hora de dar clase.

Hasta aquí, se puede tomar como algo normal, puesto que en todas las clases hay algún que otro alumno un poco más, llamémoslo, “sabiondo”. Lo que hace de ésta noticia surrealista es que aquí “el amigo” informó a su familia de la anécdota, y esta, ni corta ni perezosa, tras hablar con el jefe de estudios, decidió poner una denuncia ante la Policía. Los agentes de seguridad, como es normal, tuvieron que tomar declaración al profesor, y al alumno.

Según la prensa escrita, se acusa al docente, que acumula dos décadas de experiencia, de un delito de maltrato de obra con motivaciones xenófobas, que el artículo 525 del Código Penal contempla con multas contra quienes ofendan los "sentimientos de los miembros de una confesión religiosa".

¿En qué cabeza cabe algo como esto? ¿Qué se le pasaría al jefe de estudios por la mente? ¿Qué pensaría la Policía a la hora de tomar declaraciones? Y lo que es más importante ¿La familia puso la denuncia porque de verdad lo sentía o por salir en la prensa?

Estos casos así, que resultan casi en broma, son reales, y es más, esta familia, como ya he dicho, ha puesto una denuncia al profesor. Esto es muy serio, porque se permite ciertas cosas, que sientan precedentes…

No creo que al profesor le pase algo, porque tras veinte años trabajando, que un caso como este, le pueda arruinar la vida, es muy fuerte. Pero ya, el simple hecho de que ésto salga en la prensa, dice mucho de cómo están las cosas en España.

Por otro lado, la familia, debería tener el suficiente sentido común, como para dejar pasar los hechos… Pero con esto, lo que están haciendo es criar un posible “talibán”.

Sin más, solo me queda desearles, sinceramente, que pasen una buena Navidad.

viernes, 10 de diciembre de 2010

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Aquí, el que no corre… Va en tren, o andando, o en metro, o en moto, o en taxi, o en bus, o en globo, o en helicóptero, o en el coche de San Fernando (un ratito a pie y otro andando), o a caballo, o en borrico, o en mula, o en…

Volare, oh oh
cantare, oh oh oh oh
nel blu dipinto di blu
felice di stare lassu
Y volando, volando feliz
yo me encuentro más alto
más alto que el sol
y mientras que el mundo
se aleja despacio de mi
una música dulce
se ha tocada solo para mí.

Servidor que estas líneas escribe, todavía está pendiente de si podrá viajar o no a París desde Ciudad Real. Conste que ahora mismo son las 13.40 y mi avión saldría a las 18.50.

Desde que se desató esta situación, por la cuenta que me trae, he estado enganchado a la televisión y a la radio. Y todo hay que decirlo, el PSOE, aunque un poco lento, está reaccionando bien.

Los controladores aéreos, que querían ser las víctimas, resulta que ahora son los malos de la película, y dicho sea de paso, con toda la razón.

Hace un año, los controladores aéreos de AENA cobraban 300.000 euros al año, ahora, 200.000. Eso no se puede hacer. Esta gente tienen familias a las que mantener, hijos a los que pagar los estudios, y frigoríficos que llenar. ¿A quién se le ocurrió bajarles el sueldo? Yo no me imagino mi vida cobrando menos de 300.000. Debería ser el sueldo mínimo interprofesional.

Cierto es, lo que alegan los controladores, que su trabajo tiene un plus de riesgo, porque tienen en sus manos, la vida de la gente. Hasta cierto punto, es verdad. A mí me da un poco de vértigo pensar que de las instrucciones que pueda dar desde una torre de control, depende el transcurso de un avión. Pero de eso, a que una persona se venga abajo por la presión… Se supone que esta gente ha estudiado y se ha preparado para realizar su trabajo, ¿no? Imagínense ustedes al médico que se dispone a hacer un trasplante y al ver la sangre, se da la vuelta y dice que no puede, que está nervioso, porque hay una vida en sus manos…

Otra de las cosas que han hecho mal, ha sido encubrir la huelga, de manera que mucha gente le ha pillado de sorpresa. Han tomado como rehenes a viajeros que sin tener nada que ver, están pagando los rifirrafes, entre los controladores y el Gobierno.

Voy a ir acabando la columna, porque tengo que hacer la maleta, que me quedan 5 horas. A ver si se ponen las pilas y puedo viajar. Si este puente, me ven con “cara de perro” por las calles de Valdepeñas, intenten no saludarme, estaré escribiéndome mentalmente una felicitación a todas las familias de los controladores, que se acerca Navidad, y hay que quedar bien.

Cierro la columna, no sin antes mandar un saludo a todos los amigos con los que estuve el pasado Jueves 2 de Diciembre, en la entrega de premios de este semanario. Y más en concreto, a Rafael Toledo, porque a pesar de tener ideas políticas enfrentadas, vino a saludarnos (a mi compañero Fernando y a mí) y a pasar un pequeño tiempo con nosotros. Esto es lo bonito de la política, que te puedas llevar bien, con gente de ideas contrarias.

¡Volaaaaaaaaaaaaaare, uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuh uuuuuuuuuuuuuuuuuh!