viernes, 23 de diciembre de 2011

¿Y por qué no todo el año?


La semana pasada vi en el Metro, un cartel que rezaba “¡Por fin, la Navidad ha llegado!”. La gente lo dice por las calles, ¡Ya está aquí la Navidad!, las ciudades ya han sido engalanadas con luces, se nota en el ambiente, se siente en el humor de las personas… Además de que estamos a mediados de Diciembre, que queramos o no, hace mucho para la llegada de la Navidad.

Pero eso ya lo sabía yo, de hecho, me enteré de que había llegado el 7 de Noviembre. “¿Y por qué el 7 de Noviembre?” se preguntará usted, pues porque ese día, pasé yo al Corte Inglés y por la megafonía estaba sonando aquello de “¡La Navidad ha llegado al Corte Inglés. Con miles de rebajas y descuentos en artículos de…!”.

Además, de un tiempo a esta parte, lo he ido ratificando con el aumento de anuncios (sobre todo de juguetes) en la televisión: “La muñeca que llora”, “La muñeca que mea”, “La muñeca que llora y mea”, “La muñeca que anda mientras llora”, e infinidad de posibilidades…

Y es que la Navidad ha perdido todo su significado original para convertirse en el tiempo de compras, regalos y cenas de empresas, amigos o familias. Actualmente, Navidad significa derrochar dinero.

Pero como de ese tema ya se han escrito ríos de tinta, quiero reflexionar sobre otro que exponía David Amón, en el programa “Cruzando el Puente”, que hacemos todos los sábados de diez a una en “esRadio Madrid 2”.

Decía David que la gente, estos días, tiene la necesidad de ser buena persona. Felicita las fiestas, se interesa por sus amigos, espera que el año entrante sea mejor que el saliente, tiene la necesidad de ser más amable…

Parece que estoy es efecto de este tiempo. Parece como una obligación comportarnos de esa manera. Y preguntaba el susodicho David, “¿por qué no ser así todo el año?”.

Y tiene razón. No nos cuesta nada ser “buena gente” durante los 365 días del año. Que ese ambiente “navideño” lo vivamos siempre. Que no cuesta nada ser amables y agradables…

Sin más, les deseo una feliz Navidad, hoy, mañana, pasado y siempre.

viernes, 16 de diciembre de 2011

De paseo al tanatorio.


Hacía tiempo que quería escribir esto, pero nunca encontraba el momento. Es un tema un tanto escabroso, del que es mejor no acordarse, pero es que la semana pasada, me tocó bastante la moral.

Ya me ha tocado vivir varios entierros, cosas que no es agradable, algunas veces como familiar, y otras veces como amigo. Pero más me molesta, esa gente que va al tanatorio con la cabeza alta, mirando a los lados, con un aire de “mirad que grande soy, que vengo al tanatorio a dar el pésame”.

O esa otra, que se acerca a ti llorando, y sin conocerte ni nada, te dice “¿Y a ti te tocaba algo el muerto?”. Y si ya para colmo esa persona tiene ganas de hablar, te cuenta alguna batallita con la persona fallecida: “Recuerdo el verano del 74, en Zaragoza, hacía un calor…”. ¡Vamos a ver, qué me da igual lo que pasara en Zaragoza, el verano del 74!

Luego hay otras personas, que van al tanatorio, a contarte sus desgracias: “Pues hijo, hace un mes enterré yo a mi tía abuela la Fausta, ¿la conoces?, sí, seguro que sí, que tiene una chiquilla de tu edad… Y su hermana una carnicería que hace chaflán”. Que bastante tienes tu que no sabes si tienes ojos o sandías de tanto llorar, para que encima venga alguien que no te saluda ni por la calle, y si me apuras ni conoces a pegarte “la chapa”.

Mantengo la teoría, de que hay gente que va a los tanatorios de paseo. A dar el pésame y a quedar bien con los allí presentes.

Y si hablamos del entierro, es para pedir la cuenta e irse. Dejando fuera algunos de los sermones que he oído de curas en estas misas (que darían para otra columna aparte), hay prácticas que me sacan de mis casillas.

Las coronas de flores. Hay gente a la que entiendo que le guste comprar estos adornos. Comprendo que para estas personas, esta sea una manera de “despedir” a un ser querido o amigo. Pero lo que nunca me entrará en la cabeza, es esa gente que presume de las coronas que han pagado.

Esto es real, como la vida misma. Lo vi en el último entierro en el que estuve, y de verdad, me quedé petrificado. Me mordí la lengua por no llamar la atención en un momento duro como ese, pero es que era de traca… Un hombre, ya entrado en años, se acercaba cada poco tiempo al coche fúnebre próximo al que me encontraba, para enseñarle a los amigotes la corona que él había comprado.  La escena me recordó a cuando alguien se compra un coche y va casa por casa, enseñándoselo a los amiguitos. Es triste, pero es así. Y la verdad, es mejor un abrazo, que mis coronas de flores.

Y lo que no aguanto, es eso de que acabado el entierro, la familia se ponga delante del altar, y pasé un aluvión de gente a pegar “la cabezá”. Para mi, ese es el momento más duro de todo este ritual de “despedida”. Personalmente, en el que peor lo pasé, y el que más rabia me da ver cuando voy a algún entierro.

Cientos de personas, que pasan por delante tuya, agachando la cabeza, muchos, la mayoría, por cumplir. Y tu, allí, en lo alto del altar, destrozado, sin saber donde mirar, mientras el rio humano sigue pasando. Sinceramente, a mi esto me parece una costumbre, anticuada, vieja, y que maltrata al que está recibiendo el pésame, lo martiriza.

Si de verdad se quiere apoyar a la familia de la persona fallecida, insisto, con un abrazo se siente bastante alivio. Y si de verdad se quiere acompañara alguien, se saca un rato de debajo de las piedras para hacer una visita, un mensaje de texto, una llamada… Pero sobre todo, que sea un gesto sincero. 

viernes, 2 de diciembre de 2011

¡Cuánta razón!


Estaba yo, tranquilamente como acostumbro leyendo la prensa en internet, cuando vi el titular de una noticia a la que el PSOE le debería hacer mucho caso:

“Bono: El PSOE debe elegir un líder al que no le dé «vergüenza gritar "Viva España"»”

Estas mismas palabras ya las había leído por twitter de un usuario anónimo, y como aquella vez hice, asentí.

Dentro de esta misma noticia en las que se recogen las declaraciones de José Bono, se pueden leer frases tales como:

España necesita un "socialista moderado", "sin complejos de territorio, de edad ni de clase" y al que no le dé "vergüenza gritar 'Viva España".

A juicio de José Bono, el próximo secretario general del partido debe ser un socialista "moderado" y no un "dogmático" que se crea en posesión de "toda la razón", sino que ha de estar dispuesto a buscarla "con aquellos que discrepan". "Un español sin complejos".

Y tras esas declaraciones, me asaltó la cabeza una duda que siempre he tenido. ¿Por qué a la gente que se enorgullece de su país y a la que le gusta llevar la bandera de España se le considera “facha”?

En la celebración del PP en la calle Génova al ganar las elecciones, había cientos de banderas españolas… En las victorias del PSOE los ha habido, pero no tantas. ¿Por qué?

A mi parecer, el grado de patriotismo de una persona ha de ser totalmente indiferente al color o inclinación política.

Me parecen muy oportunas las palabras de Bono. El PSOE debería dejar atrás ciertas tonterías, como por ejemplo la de las banderas… Esas ideas están muy anticuadas y si quieren resurgir, deberían progresar.