Hace ya tiempo (mucho) que los piratas, tal y como los visualizamos en nuestra cabeza al oír esa palabra, desaparecieron: barcos enormes de madera con una tripulación de hombres rudos, tatuados, llenos de cicatrices, parches, patas de palo, espadas, trabucos, aficionados al ron y con el pelo largo y sucio… Ahora los piratas suelen ser africanos, llevan metralletas y pistolas, navegan en Zodiacs y suelen secuestrar barcos para obtener dinero.
Esos son los de mar a fuera, en tierra, también hay varios tipos de piratería: los que graban discos y los venden en el top manta. Se pueden considerar piratas los precios de las compañías telefónicas, algunos restaurantes, hoteles, bancos, supermercados… y lo que es peor, también hay piratas en el gobierno (aunque eso no es nuevo).
En el grupo de los piratas, había dos clases: los piratas (los malos, mencionados al comienzo de este artículo) y los corsarios, mandados por el rey de su país, para que robasen el dinero de otros barcos de distintos países con la condición de que parte de lo robado, fuese entregado a su rey. Ahí es donde entra la SGAE, en el grupo de los corsarios…
Aunque la SGAE, no pertenezca directamente al gobierno, tiene a “mi querida” Ángeles González-Sinde, defensora de la organización, ocupando la cartera de cultura…
¿Y por qué hablo esta semana de la SGAE? El navío capitaneado por el “consagrado” (ja ja ja) Teddy Bautista decidió atacar a dos pueblos protagonistas de dos grandes obras de teatro: Zalamea y Fuente Obejuna (el famoso pueblo de “todos a una”).
Ese maravilloso grupo de “autores consagrados” (ja ja ja, que gracia me hace esa expresión) como son Ramoncín (el cual salió apedreado del 90% de sus conciertos), Teddy Bautista (integrante del famoso grupo “Los Canarios”, líderes de ventas en el Rastro de Madrid, e intérprete del papel de Judas en “Jesucristo Superstar” junto a Camilo Sesto), los ya retirados de la organización Ana Belén y Victor Manuel (el de los mocasines y calcetines blancos) y otros artistas… ha decidido cobrarle los derechos de autor a los ayuntamientos de Zalamea y Fuente Obejuna por representar “El alcalde de Zalamea” y “Fuenteovejuna” respectivamente. Y digo yo ¿a quién le das los derechos de autor de Lope de Vega y de Calderón de la Barca? Ese dinero va para las arcas de la asociación, y luego ya el reparto es otra cosa…
Además, es que los dos autores de las adaptaciones de las respectivas obras donaron de forma altruista la obra al pueblo…
Y otra cosa que me escama, es el famoso “canon digital” mediante el cual por la compra de cualquier artículo con el que puedas compartir información o almacenarla, te cobran una “pequeña parte” de ese producto. Hace menos de un mes me compré un ordenador portátil, y me cobraron 20 euros de canon. Y digo yo, ese canon, va al fondo de la SGAE y ya ellos hacen el reparto. ¿Qué necesidad hay de que, por ejemplo, La Oreja de Van Gogh se lleve dinero que es mío, si a mí no me gusta, y nunca compraría un disco suyo? Otra pregunta ¿con ese canon, ya puedes grabar, copiar, bajarte de internet y todo lo que quieras? ¿Y los derechos de autor del Paquito el Chocolatero o España Cañí? ¿Ese dinero, a dónde va?
Pues eso, la SGAE (o los de la ceja), los corsarios del siglo XXI…
¡Hasta luego Lucas!
PD: Tengamos cuidado cuando cantemos el Himno a la Virgen estas fiestas del vino… no vaya a ser que nos quieran cobrar los derechos de autor…